Los desafíos del uso de la tecnología para el desarrollo humano

Luiza Helena Tannuri Lameirao1

El ataque a la infancia es el ataque a la individualidad creativa2

La naturaleza ha mostrado fenómenos indicándonos la ebullición de los elementos. Cada vez se hace más necesario considerar los desastres naturales que dan lugar al movimiento y traslado de populación humana y de especies de animales. Cada vez más, la humanidad está siendo convocada a entablar una relación diferente con el planeta. No es algo obvio para el ser humano reconocerse como humano. Más allá de las catástrofes, la carencia de condiciones primarias – tener algo para comer, donde vivir, tener con quien conversar – impide, o al menos, dificulta la conciencia de la vivencia de lo humano. Esa falta de condiciones es resultado de la acción humana. ¿Cuáles son las características, necesidades y desafíos de la educación en la actualidad, considerando profundamente lo humano? ¿Cómo lidiar con los desafíos actuales delante de la tarea que asumimos como educadores, practicando la pedagogía Waldorf? ¿Qué es lo que debe realizarse, para el ser en desarrollo, dentro del ámbito de la educación? Esas preguntas me acompañan desde hace mucho tiempo. Percibí la urgencia de abordar el tema debido a la indicación de los medios digitales como tipo de comunicación más frecuente, en especial entre educadores y educandos. Para quien practica la pedagogía Waldorf, en este momento de distanciamiento social, usar los medios digitales se convirtió en un desafío; sin embargo, esto es algo que se ha ido incrementando en la educación en general desde hace décadas.

Frente al inmenso universo de informaciones, existe una fina línea, sutil, entre lo humano y lo no humano; existe una situación que lleva a la pasividad humana delante de esa avalancha de informaciones, pudiendo llegar a la paralización, impidiendo la integración entre el ser humano y el mundo. Los medios actúan en sentido contrario al estímulo del individuo de conquistar la auto-orientación. La comunicación pasó a ser un proceso unilateral, en el cual la cantidad de inputs es mucho mayor que lo contrario. La multiplicidad de medios es un recurso indispensable en la sociedad actual, pero, exigen reflexiones acerca de las consecuencias de su utilización en la educación de niños y jóvenes. En la infancia, la memoria se construye en etapas muy características (determinadas): en un primer período, el ser humano retiene en la memoria situaciones vinculadas a los ambientes, a los espacios en donde fueron vivenciadas. Esa primera forma de memoria es denominada por Piaget como "memoria del objeto permanente"; Rudolf Steiner la denomina "memoria espacial o memoria de monumento"3. A esta memoria básica, se le suma, aún dentro del primer septenio, la memoria rítmica, compañera del lenguaje poético y musical. Y, por último, aquello que comúnmente llamamos de memoria es la posibilidad de recordar los acontecimientos en el transcurrir del tiempo con comienzo, medio y fin. En este camino se constata un proceso de interiorización de la memoria, sin embargo, ese proceso sufre impedimentos. La memoria de una computadora con todos sus registros en archivos digitalizados, proveyendo acceso a informaciones precisas tales como fechas, forma en que se escriben ciertos nombres, compromisos registrados en agendas, etc., desfavorece la memorización. En relación a la infancia, cuando los receptáculos interiores no se configuraron aún, no hay continente para retener las vivencias sensoriales directas, indispensables en el primer septenio.

La vivencia sensorial directa de los fenómenos llena la vida interior con imágenes permeadas de sentimientos. Esas imágenes pueden ser enriquecidas con cuentos, mitos y leyendas narrados a los niños y jóvenes, pues traen consigo la cualidad de lo humano desde tiempos remotos. Sin embargo, cuando hay un impedimento de vivencia directa de los fenómenos, es casi una imposición tomar lo fantasioso como la real imaginación, pues faltan las relaciones con el fenómeno y su origen. Cuando las narrativas se apartan de la característica de expresar lo humano universal en forma de imágenes, y se le suma además a ello la falta de vivencia directa del fenómeno, surge un universo fantástico, imbuido de las más diversas mentiras que acaban por poblar la vida interior de niños y jóvenes.

Frente a estas situaciones desafiantes, ¿dónde quedan los sentimientos humanos? ¿Será posible aún así expresarlos? Toda la expresividad otorga al ser humano la cualidad de autor. Muchas veces, los sentimientos permanecen amontonados, reprimidos en el interior del ser humano, dando origen a varios síndromes actuales, tales como cuadros depresivos, u euforias desmedidas. Es así como la autonomía humana viene siendo atacada; el individuo perdió la espontaneidad frente a ese ataque. Todos los procesos artísticos son instrumentos de expresión, y realizarlos puede ser un antídoto e inclusive el remedio para aquello que los medios digitales provocan en el alma. Muchas veces, me deparo con "gritos de socorro" pidiendo auxilio, tanto en la poesía como en la música y en las artes plásticas producidas por niños y jóvenes. ¿Será que es posible ser creativo sin calor y entusiasmo para realizar algo nuevo en el mundo? Visualizar lo que el futuro nos traerá no siempre viene acompañado con el entusiasmo necesario para la realización de algo. Al contrario, usualmente, el futuro amedrenta, el miedo puedo llevar a la paralización y a acciones violentas. Con todas esas vivencias invasivas, los individuos se convierten más en receptores que en autores. El proceso de calor se da en el organismo y en el alma humana; el sentimiento que mejor señaliza el calor íntimo es el entusiasmo. Puede incluso percibirse como la corporalidad se enfría delante de una pantalla, así como el miedo enfría el alma. Entre tanto, los docentes tienen la conciencia de que actúan delante de sus alumnos con responsabilidad con respecto al futuro de ellos. Para ello, trabajan a partir de sí mismos, y entonces se establece la relación de forma cálida, tanto respecto al contenido como con los estudiantes.

Cuando estos cuatro ámbitos de la identidad humana – memoria, imaginación, expresividad y creatividad – son manipulados por elementos exteriores, tales como fenómenos naturales avasalladores – terremotos, maremotos, huracanes, incendios – estamos delante de la ausencia de la verdadera tarea humana, que es el ideal de la pedagogía Waldorf, la libertad.

Cuando la invasión de los medios digitales impide el fortalecimiento de la memoria, el alma humana está delante de un terremoto, pues le falta la posibilidad de considerar lo que fue relevante del pasado. Cuando la memoria, una cualidad típicamente humana y que realmente nos constituye y nos hace seres conscientes, es cultivada, se torna una base sólida para que el ser humano se reconozca en cuanto individuo. Cada vez que el ser humano se encuentra frente a tantas y tantas informaciones y conocimientos ya listos, acabados, de acceso rápido, tenemos la posibilidad de reflexionar acerca de cuáles son las cualidades humanas que están siendo impedidas o, por lo menos, cuales son los obstáculos que esa situación origina respecto de la tecnología. Las interferencias de la tecnología crean obstáculos para que el ser humano pueda tener en sí receptáculos para guardar todo lo que la vida le proporcionó en cuanto a experiencias, vivencias, percepciones que, en verdad, conforman en su interior la posibilidad de reconocerse como un individuo. Ese reconocimiento es una cualidad de la memoria que está íntimamente relacionada al Yo humano y, muchas veces, está imposibilitada de desarrollarse a partir del interior, cuando sucede que ella puede venir rápidamente a nuestro encuentro a partir de registros externos. La imaginación es la capacidad humana que permea tanto el juego del niño, como un texto literario, una obra de arte plástica o una musical. Es perceptible como al lado de la memoria esa capacidad viene siendo desfavorecida por el uso de los medios digitales. Otro aspecto es que las tantísimas informaciones e imágenes que nos llegan desde afuera las estamos poniendo siempre dentro, dentro, dentro. Y ¿Cuándo llegará la posibilidad de expresión a partir de dentro? Educar, del latín educere, ¡significa conducir hacia afuera! Pues hay algo dentro que anhela colocarse en el mundo. Es como si el interior quedase tan abastecido y abarrotado que el exceso impide que se coloque hacia afuera, que salga de una manera realmente expresiva aquello que también vive en el interior del ser humano. Es muy interesante porque, muchas veces, esa falta de expresión genera comportamientos que podríamos decir que se ven caracterizados, después que se repiten innumerables veces, en síndromes actuales.

Aún resta constatar lo que el ser humano es capaz de crear viviendo constantemente en estas condiciones. Ya fue dicho por una querida amiga y educadora que "creador", "criatura" y "creación" tienen el mismo prefijo de la palabra criatura (criança en portugués). Una criatura, un niño, que en su desarrollo fue imposibilitado de crear verdaderos receptáculos para su memoria individual, que no tuvo oportunidades de ejercitar, practicar, crear musculatura con su imaginación, y que no pudo obtener formas de expresión, tendrá innumerables desafíos, impedimentos, verdaderos obstáculos para llegar a ser alguien creativo en su vida. Entiendo, aquí, por creatividad no sólo aquello que se presenta en los grandes artistas, cuando expresan las cuestiones de su época, sino la creatividad en el arte de vivir; en el arte de ser el verdadero autor de la propia vida, con autonomía para desvendar y crear los propios caminos. Cuando las tres condiciones anteriores sufren impedimentos, ser autor de la propia vida, se convierte en un enorme desafío para el individuo.

Es así como, el suelo que pisamos, que nos da firmeza y ofrece resistencia para tornarnos autoconscientes – la tierra, todo lo que es sólido, pétreo -, cuando sufre una conmoción, un susto, como en un terremoto, todo se sale de su debido lugar. Un niño que vive sin ese suelo no consigue desarrollar su memoria. También podemos ver lo que pasa con los grandes tsunamis, las avalanchas informativas, de imágenes y de fakenews que tenemos en la actualidad. El flujo que nos hace ser imaginativos, capaces de beber de la fuente, es impedido por ese tsunami que nos devora. Y los huracanes alejan de nosotros la búsqueda por expresarnos con autenticidad y originalidad, nos hacen girar en torno de ciertas cosas que, en realidad, nos envuelven en un torbellino que impide la expresividad espontánea. Tal vez surja el grito y la explosión de sentimientos, pero no una expresividad que viene de la posibilidad de tener, dentro de nosotros la cualidad de encontrar un flujo, porque algo vive dentro nuestro. Finalmente, la creatividad exige calor anímico, pero, dentro del incendio, el calor se hace tan desesperador, que toda la fuerza creativa se transforma en desesperación, pánico, profunda impotencia.

Si cada día, cae
dentro de cada noche
hay un pozo
donde la claridad está encerrada.

Hay que sentarse a la orilla
del pozo de la sombra
y pescar luz caída
con paciencia.4

Notas:

1 - Profesora Waldorf; actualmente, administra clases y conferencias en cursos de formación de maestros, médicos y terapeutas, en Brasil, en otros países de América Latina y en Portugal. Es autora de artículos y libros tales como: "¡Niños jugando¡¿Quién los educa?", "A lo largo del año", "Sellos (Seixos rolados)", "Pelota y muñeca", "Adviento-a partir de la contemplación de las Madonas", y "Aroma de tierra mojada", para el público infantil.

2 - Frase de Henning Köhler, nacido en Alemania, pedagogo curativo contemporáneo autor de libros que abordan la cuestión de la infancia en la actualidad, traducidos en varios idiomas.

3 - STEINER, R.: GA 233. La historia a la luz de la Antroposofía. Ed. Antroposófica

4 - Neruda, Pablo.: "Si cada día cae", poema del libro Últimos poemas, L&PM Clásicos Modernos